lunes, 7 de marzo de 2011

CUARESMA, TIEMPO DE ORACIÓN, REFLEXIÓN Y CONVERSIÓN

Según san León, la Cuaresma es “un retiro colectivo de cuarenta días, durante los cuales la Iglesia, proponiendo a sus fieles el ejemplo que le dio Cristo en su retiro al desierto, se prepara para la celebración de las solemnidades pascuales con la purificación del corazón y una práctica perfecta de la vida cristiana”. Se trataba, por tanto, de un tiempo –introducido por imitación de Cristo y de Moisés- en el que la comunidad cristiana se esforzaba en realizar una profunda renovación interior. Los variados ejercicios ascéticos que ponía en práctica tenían esta finalidad última y no eran fines en sí mismos.

La Ascesis, como esfuerzo humano que responde a la iniciativa divina disponiendo y purificando su vida para que en ella se desarrolle en plenitud la vida divina, no es prerrogativa exclusiva del cristiano ya que, como dice el P. Bernard: " esta palabra ha venido a significar el esfuerzo mediante el cual, se quiere alcanzar el progreso en la vida moral y religiosa" . Este esfuerzo, en nuestra vida cristiana adquiere una nota particular y quizás única, ya que, a diferencia de algunas otras "espiritualidades", la Ascesis en el fiel cristiano, es animada y dirigida por el mismo Espíritu Santo, que no busca destruir sino construir. Por ello el P. Cantalamessa, dice que la Penitencia es el arte de quitar todo lo que estorba en el hombre a fin de hacer visible esa santidad ya contenida en el hombre desde el bautismo.

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