miércoles, 9 de marzo de 2011

VIRGINIDAD DE MARÍA Y HERMANOS DE JESÚS

En este apartado comentaremos lo que he estudiado al respecto, no soy teólogo ni nada por el estilo, pero he investigado al respecto y cada día me enamoro mas de mi única iglesia católica. Ahora si comencemos con materia. Como han de saber nuestros hermanos esperados esta convencidos de que nuestra Madre del Cielo, no fue Virgen ni antes, ni durante y ni después del parto; ¿en que se fundamentan ellos? Según que en la biblia en Mc 3,31-35 "Fueron su madre y sus hermanos, se detuvieron fuera y lo mandaron a llamar. La gente estaba sentada en torno a él y le dijeron: Mira, tu madre y tus hermanos están afuera y te buscan. Él les respondió: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? y mirando a los que estaban sentados en circulo alrededor de él. dijo: Miren, éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que haga la voluntad de mi Padre del cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre". Desde allí parten nuestros hermanos separados para dudar de la virginidad de María, porque la gente le dice: Tu madre y tus hermanos te buscan. Pero desconocen que esa palabra hermanos no se refería a hermanos por consanguinidad, porque en la biblia al usar esta palabra hace referencia a parientes tanto cercanos como lejanos, primos, sobrinos, cuñados entre otros, porque en esa época no se utilizaban palabras para referirse a tíos, sobrinos o cualesquiera pariente cercano sino que generalizaban todo con la palabra hermano o hermana; como veremos en Gen 12,5: "Abrán llevó consigo a Saray, su mujer; a lot; su sobrino......". Aquí especifica que Lot era su sobrino pero fíjense como en otro pasaje ya no lo llama sobrino Gen 13,8 "Abrán dijo a Lot: No haya peleas entre nosotros ni entre nuestros pastores, que somos HERMANOS". Se fijan que lo llama hermano. Entonces no hay fundamento para que ellos mantengan que María nos es virgen. Tenemos en nuestra manos la herramienta para defender nuestra Iglesia Católica: La Biblia. Por otra parte, al hablar de la virginidad de María, los hermanos separados parten de esta cita Mt 1,25 "Y sin haber mantenido relaciones dio a luz un hijo, al cual llamó Jesús", otras traducciones dicen que: no la conoció hasta que dio a luz....pero con esto no quiere decir que después que dio a luz José mantuvo relaciones con María. La palabra HASTA en la biblia no implica que haya algo después. Como se puede ver mas detalladamente en 2sam 6,23 "Y Mical hija de Saúl, no tuvo hijos hasta su muerte". Pensemos por un instante quiere decir que Mical tuvo hijos después de muerta, sería ilógico pensar eso. Entonces es lo mismo con María sólo tuvo a Jesús: su primogénito. Primogénito en la Biblia no hace referencia a un orden cronológico sino es un término litúrgico. AL decir primogénito, no implica que sea el primero de muchos, porque según la lay el primogénito era presentado en el templo, y no con relación al segundo, es decir, que no tenían que esperar que naciese el segundo hijo, porque sería ir en contra de la ley. Cualquier otra información pueden ver vídeos de Fernando Casanova en youtube , con lo que me he documentado y aprendido mucho sobre estos temas que como católicos deben ser de nuestro interés, para de esta manera conocer nuestra Iglesia Católica. Dios le bendiga!

martes, 8 de marzo de 2011

El sacerdote debe convertirse a su propia identidad

Carta del cardenal Mauro Piacenza a los sacerdotes para Cuaresma

ROMA, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El sacerdote debe ser un “trozo de Evangelio viviente que todos puedan leer y acoger”, y para hacerlo debe experimentar hasta el fondo la experiencia de la conversión, de la “conversión a su propia identidad”.

Así lo afirma el cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero, en una carta dirigida a los sacerdotes de cara a la Cuaresma.

“¡Debemos convertirnos en aquello que somos!”, escribió el purpurado. “La identidad, recibida sacramentalmente y acogida por nuestra humanidad herida, nos pide la progresiva conformación de nuestro corazón, de nuestra mente, de nuestras actitudes, de todo cuanto somos a la imagen de Cristo Buen Pastor, que ha sido impresa sacramentalmente en nosotros”. Y “¡Es en la Eucaristía que el Sacerdote redescubre la propia identidad!”.

Según el cardenal, “un mundo descristianizado necesita de una nueva evangelización, pero una nueva evangelización exige Sacerdotes 'nuevos', pero no en el sentido del impulso superficial de una efímera moda pasajera, sino con un corazón profundamente renovado por cada Santa Misa”.

Importante sobre todo, “es la conversión del ruido al silencio, de la preocupación por el “hacer” al “estar” con Jesús”. Pero también la conversión a la comunión, que se realiza “redescubriendo lo que realmente significa: comunión con Dios y con la Iglesia, y, en ella, con los hermanos. La comunión eclesial se caracteriza fundamentalmente por la conciencia renovada y experimentada de vivir y anunciar la misma Doctrina, la misma Tradición, la misma historia de santidad y, por lo tanto, la misma Iglesia”.

“Estamos llamados a vivir la Cuaresma con un profundo sentido eclesial, redescubriendo la belleza de estar en una comunidad en éxodo, que incluye a todo el Orden sacerdotal y a toda nuestra gente, que mira a los propios Pastores como a un modelo de segura referencia y espera de ellos un renovado y luminoso testimonio”.

Nos debemos convertir también en “la participación cotidiana del Sacrificio de Cristo sobre la Cruz. Así como Él dijo y realizó perfectamente aquella sustitución vicaría, que ha hecho posible y eficaz nuestra Salvación, así cada sacerdote, alter Christus, es llamado, como los grandes santos, a vivir en primera persona el misterio de tal sustitución, al servicio de los hermanos, sobre todo en la fiel celebración del Sacramento de la Reconciliación, buscándolo para sí mismos y ofreciéndolo generosamente a los hermanos, juntamente con la dirección espiritual, y con la oferta cotidiana de la propia vida en reparación por los pecados del mundo”.

La Iglesia y el mundo, en definitiva, tienen necesidad de “sacerdotes serenamente penitentes delante del Santísimo Sacramento, que capaces de llevar la luz de la sabiduría evangélica y eclesial en las circunstancias contemporáneas, que parecen desafiar nuestra fe, se vuelvan en realidad auténticos profetas, capaces, a su vez, de lanzar al mundo el único desafío auténtico: el desafío del Evangelio, que llama a la conversión”.

“A veces -concluyó- la fatiga es verdaderamente grande y experimentamos ser pocos, con respecto a las necesidades de la Iglesia. Pero, si no nos convertimos, seremos cada vez menos, porque sólo un sacerdote renovado, convertido, “nuevo” se convierte en instrumento eficaz, a través del cual, el Espíritu llama a nuevos sacerdotes”.


lunes, 7 de marzo de 2011

CUARESMA, TIEMPO DE ORACIÓN, REFLEXIÓN Y CONVERSIÓN

Según san León, la Cuaresma es “un retiro colectivo de cuarenta días, durante los cuales la Iglesia, proponiendo a sus fieles el ejemplo que le dio Cristo en su retiro al desierto, se prepara para la celebración de las solemnidades pascuales con la purificación del corazón y una práctica perfecta de la vida cristiana”. Se trataba, por tanto, de un tiempo –introducido por imitación de Cristo y de Moisés- en el que la comunidad cristiana se esforzaba en realizar una profunda renovación interior. Los variados ejercicios ascéticos que ponía en práctica tenían esta finalidad última y no eran fines en sí mismos.

La Ascesis, como esfuerzo humano que responde a la iniciativa divina disponiendo y purificando su vida para que en ella se desarrolle en plenitud la vida divina, no es prerrogativa exclusiva del cristiano ya que, como dice el P. Bernard: " esta palabra ha venido a significar el esfuerzo mediante el cual, se quiere alcanzar el progreso en la vida moral y religiosa" . Este esfuerzo, en nuestra vida cristiana adquiere una nota particular y quizás única, ya que, a diferencia de algunas otras "espiritualidades", la Ascesis en el fiel cristiano, es animada y dirigida por el mismo Espíritu Santo, que no busca destruir sino construir. Por ello el P. Cantalamessa, dice que la Penitencia es el arte de quitar todo lo que estorba en el hombre a fin de hacer visible esa santidad ya contenida en el hombre desde el bautismo.

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